Cada época del año transforma a Purmamarca en una postal distinta.
En verano, los cerros se tiñen de verdes intensos y las lluvias refrescan el aire.
El otoño trae tonos ocres y días templados ideales para caminar.
En invierno, el cielo despejado regala las noches más estrelladas, y la primavera llena de flores los caminos que rodean el pueblo.
No importa cuándo vengas: Purmamarca siempre tiene algo que ofrecer. Su calma, su gente y su paisaje te invitan a volver una y otra vez.